The fol­low­ing art­icle was pub­lished in the chilean climb­ing magazin Escal­ando at the end of August. The com­plete art­icle includ­ing a lot of awe­some pic­tures is avail­able as pdf: La Reina Fueguina (in Span­ish only).

La Reina Fueguina

Una expedi­ción ale­m­ana logró hacer cumbre al Monte Buck­land, tan her­moso como mis­terioso y rara vez visto anteri­or­mente. Des­pués de 46 años de silen­cio, la cordada ale­m­ana marcó el segundo ascenso en abso­luto, al abrir una nueva ruta en estilo alpino en la cara noreste.(Por Markus Kautz)

La Cor­dillera Dar­win, ubicada al extremo sur del con­tin­ente amer­icano, provee un poten­cial infinito para los montañeros en cuanto a primeros ascensos y rutas inex­plora­das, pero tam­bién les exige cier­tas capa­cid­ades adi­cionales, tales como organ­iz­ativas, físicas y men­tales. Aunque las cumbres no exceden alturas mayores a 2.500 m, las con­di­ciones cli­mát­icas y la com­plicada logística del acer­cami­ento con­ser­varon grandes partes de la cor­dillera como ter­reno vir­gen. De hecho las cimas prin­cip­ales apenas cuentan con raros ascensos, entre ellos los montes Sarmi­ento, Shipton, Dar­win y Ron­cagli. Y uno de ellos, el mag­nífico monte Buck­land (1.746 m), fue des­per­tado este año por nuestra expedi­ción tras un sueño pro­fundo de más de cuatro décadas.

El Buck­land que parece una cuña de hielo que se levanta dir­ecta­mente desde los fior­dos del archipiélago fueguino, fue ascendido por primera vez en 1966, por una expedi­ción itali­ana de los “Ragni di Lecco” con­for­m­ado por Carlo Mauri, Casimiro Fer­rari, Guiseppe Pirovano, Luigi Allipi, Guido Machetto y Cesare Guidici. Su forma parece a una cuña de hielo que se levanta dir­ecta­mente de los fior­dos del archipelago fueguino. Antes, en 1929, el alemán Gun­ther Plüschow se con­virtió en el primero que sobre­voló la Cor­dillera Dar­win con su pequeña avi­on­eta, lla­mada “Sil­berkondor”, y denom­inó al Buck­land Reina Fueguina, debido a que dom­in­aba la parte occi­dental de la cor­dillera junto al que sería su esposo, el rey Sarmiento.

Doc­u­ment­ar­nos se nos hizo bastante difí­cil, pues encon­tramos escasa inform­a­ción útil sobre la montaña. De hecho, las primeras foto­grafías de Plüschow de la cara nordeste del monte Buck­land form­aban parte de lo poco que teníamos. Dado lo anterior, nos pusi­mos en con­tacto con Cesare Guidici de la expedi­ción de 1966 y, él nos pudo con­tar acerca de la cara Sur, por donde subi­eron. Pero, ¿y qué hay acerca de las otras? Nada. Salvo una escasa escena des­pe­jada de una imagen satelital.

Bueno, lo descono­cido para explor­adores suele ser lo más interes­ante. Así, nos pusi­mos en las huel­las de Agostini, Plüschow, Mauri y sus compañeros.

Aprox­im­ación

Nuestra expedi­ción estaba con­stitu­ida por siete integ­rantes: Daniel Gross, André Kunert, Markus Kautz, Robert Koschitzki, Franz Goer­lich, Bar­bara Schmidt y Michael Nadler.

Des­pués de llegar al último punto acces­ible, usando vehícu­los 4×4, en el sur­oeste de la Isla Grande de Tierra del Fuego, con­tinuamos con dos zodi­acs lleván­donos más de 500 kilos de carga, rumbo à la Bahía Fit­ton. Lo cierto es que tomamos con­cien­cia del sig­ni­fic­ado “vir­gen” en el momento que bajamos del bote: cada paso a partir de la playa era uno que nadie había hecho hasta el momento. Ni un rastro de huella humana; pura veget­a­ción for­m­ada por siglos. Una red verde de ramas, tron­cos, mus­gos, líquenes, hojas y espinas…

Hacer un cam­ino que des­pués sir­vi­era para los repetidos porteos se volvió difi­cil y bastante agota­dor, sin men­cionar el peligro lat­ente que ofrecía el ter­reno. Debíamos pasar por un valle pro­fundo con partes muy empin­adas, donde incluso hubo que ase­gurar los porteos con cuerda. Nos tomó una sem­ana avan­zar 5 kiló­met­ros y subir 300 met­ros, a un sitio que se con­virtió en nuestro Cam­pa­mento Base (CB): un bonito punto situ­ado en la rib­era de una laguna y con vista (al menos teórica­mente) de la cara nor­este del Buckland.

“Sil­berkondor”

El prob­lema era que ésta, que unas déca­das atrás estuvo total­mente tapada por el gla­ciar, tenía una ancha zona de roca ver­tical, sin nin­guna opción para escal­arla porque estaba casi en su total­idad amenazada por ser­acs col­gantes. “¡Tal vez por ahí!”, dijo Robert, al ver una pos­ib­il­idad por la Cresta Norte, pas­ando la impos­ible zona rocosa por su mar­gen derecho. Y de ahí, en el col­lado mismo, parecía que se podría instalar un excelente lugar para instalar un cam­pa­mento alto (CA). ¡Había que ver!

Des­pués de un intento fracas­ado, justo arriba del CA, por razones de mal tiempo, el pronóstico comu­nic­ado por telé­fono satel­ital (que nor­mal­mente para esta región variaba entre malo y feísimo), nos dio algo de nueva moti­va­ción: “el 2930 de enero poco viento, pocas pre­cip­itaciones”. ¡Ok, adelante!

Subi­mos nueva­mente los tres — Robert, Dani y yo — por el gla­ciar inferior hasta el CA (1.100 m). La tarde fue her­mosa y por primera vez se pudo ver la cima del Buck­land por com­pleto. Eso nos ayudó bastante en loc­al­izar exacta­mente la ruta proyectada. Pero ocur­rió lo típico: en la noche el tiempo empe­oró. Debo con­fesar que me sentí algo extraño de estar com­pleta­mente pen­di­ente de la gra­cia meteorológica…

En fin, el 29 de enero, a las 7:00 de la mañana, con la calma de los chu­bas­cos ini­ciamos el primer largo mixto (50°) que subía del col­lado à la arista norte. Luego, segui­mos el filo rocoso (de pésima cal­idad) por unos 300 met­ros hasta la ver­tiente ver­tical. Aquí la ruta iba por ter­reno mixto (55°), por dos lar­gos, para llegar à la meseta gla­ciar super­ior. Con­tinuamos hacia la pared somital, donde, a las 13:00 horas, nos topamos con una rimaya que se extendía de lado a lado. Si bien es cierto que podíamos quizás hacerle el quite diri­gién­donos muy à la dere­cha, opt­amos por cruzar dir­ecta­mente. Robert lideró valiente­mente este largo crux com­puesto de mal hielo ver­tical (25 m., WI4). Des­pués otros 3 lar­gos subiendo por la canaleta de hielo (50 – 65°) llegamos al filo cum­brero. Para nuestra sor­presa, éste en real­idad no era tan angosto como parecía en la foto del Plüschow, pues toda la cima era una con­struc­ción del viento, tem­por­al­mente vari­able en sus formas y com­pleta­mente com­puesto de hielo y escarcha. Eran las 19:00 horas, y en con­di­ciones de casi “whiteout” subi­mos al punto estim­ado como más alto del filo (1.746 met­ros, medido con GPS), seguido por el abrazo más esper­ado de mi vida: ¡¡ CUMBRE !!

Epí­logo

Sin duda el grupo Buck­land aún posee un poten­cial interes­ante para expedi­ciones futuras. Recién en abril 2012 otra expedi­ción alemana-​suiza llo­gró el primer ascenso del monte Giord­ano (1.517 m), un vec­ino del Buck­land. Todavía existen varias cumbres import­antes sin ascenso, entre ellas los montes Sella (escal­ada de roca, prob­able­mente de menor cal­idad) y Biella (hielo). El mismo Buck­land visu­al­mente no ofrece otra línea tenta­dora, porque los lados sureste y noroeste de la cuña presentan ter­reno extrema­da­mente empinado.

La expedi­ción agradece a sus aus­pi­ci­antes, par­tic­u­lar­mente el Club Alpino Alemán (DAV) por su apoyo fin­an­ciero. Además se quis­i­era men­cionar el apoyo logístico por parte de Cris­tian Donoso. Más detalles y fotos de la expedi­ción dispon­ibles en www​.mtbuck​land​.com.

Ficha téc­nica:

La expedi­ción ale­m­ana exploró los incóg­ni­tos alrededores norte y este del monte Buck­land entre el 15 de enero al 11 de feb­rero 2012 logrando los siguientes ascensos:

Monte Buck­land (GPS: 1.746 m., S 54°22,594 /​O 70°21,677)
Segundo ascenso por Daniel Gross, Markus Kautz y Robert Koschitzki, 29/​01/​2012

Ruta: “Sil­berkondor” (Cóndor de plata), cara nor­este, 65°, WI4 /​grado D; la ruta fue nom­brada en honor al avión del explor­ador Gun­ther Plüschow.

Monte Niebla (GPS: 1.430 m., S 54°25,163 /​O 70°15,667)
Primer ascenso por Franz Goer­lich, Daniel Gross y Robert Koschitzki, 02/​02/​2012 por la cara norte, hasta 50° /​grado AD-.

Monte Bella Vista (GPS: 825 m., S 54°24,594 /​O 70°20,672)
Primer ascenso por Daniel Gross y Robert Koschitzki, 21/​01/​2012 (y tres días des­pués por André Kunert y Bar­bara Schmidt) por la cresta sur, I-​II /​grado F.

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